Recuerdo que un día del año 99 mi madre me llevó a la librería de barrio en la que compramos desde que tengo memoria y mientras ella miraba, la librera (que es inglesa) me dijo que habían sacado un libro sobre un mago que estudiaba en una escuela de magia. A mí eso ya me entusiasmó porque la fantasía me pirraba ya por entonces y lo único que pude decir fue: Mamá... ¿me lo compras? y desde entonces mi afición por la literatura fantástica llegó hasta límites insospechados...
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